Uno de los problemas que me tocó ver en ambientes de libres pensadores, hace años , en lo que para algunos serían cafés filosóficos o bohemios , era la imposibilidad de muchos para aplicar sus principios coherentemente de un modo no autodestructivo a lo idiota. Elogios a Marías Coroneles o a Julien Sorel son fuera de lugar.

Sin referirnos a Copérnico y a Galileo, que les fue mal pero no tan mal el mejor ejemplo que me viene a la cabeza es Julien Sorel, héroe para muchos que termina muerto después de dar un discurso real, pero suicida, en la novela Rojo y Negro de Stendhal.

Si bien Julien es un arquetipo citado incluso por Sartre, y basado mas o menos en la vida de Stendhal que en su momento solo fue comprendido por unos pocos, en la práctica perdieron ambos sus vidas. Julien Muere por sus principios, y Stendhal por la edad antes de ser comprendido , en una situación mediana economica mediana.

La realidad es provocar algo en tu entorno, cosa que Sorel hace en su vida ficticia, moviendo mas cosas por sus principios que la mera vida de Stendhal.

Y sin embargo, Andre Chenier, igual de talentoso que Stendhal, si muere decapitado pero por principios.

La diferencia con María Coronel es que no provocó ni madres. Chenier encendió algo que cambió a Francia… y a Rusia. María Coronel inspiró rechazo y absorbió dolor, Chenier al pie del cadalso mienta la madre a los conservadores, y hace que Robespierre caiga tres días después que él.

Y de todos modos, André Chenier resultó mas efectivo. Chenier inspira a Pushkin, María Coronel a idiotas.

Julien Sorel a personas que viven a través de otros.

Chenier, pero no Castaneda ni Sorel… ni conformarse con ser Stendhal.

Facta non verba.

Stendhal hizo algo, a su manera, mejor que Sorel. Pero Chenier hizo, aun después de muerto. Sorel no existió y provoco cosas… o fue el un reflejo de Chenier.

Chenier fue lo real.