Estoy en México. Escribo este texto en un CMS, capturando al mismo tiempo que pienso. Es un software creado por mí, y voy a copiar y pegar el resultado en mi blog porque de momento me falta trabajar más en el CMS. Importa el contenido y no la forma. Mi Nombre es Alfonso Orozco Aguilar, nací en 1972 y desde que tengo memoria notaba consecuencias obvias de las acciones de terceros. Por lo general, la mayor parte de mis acciones eran para conseguir un resultado. Si no había razón para buscar algo, lo mejor era sentarse y leer. Y si no había que leer, lo mejor era sentarse y pensar.

Pertenecí a equipos de ajedrez en primaria y secundaria. Dejé de participar en torneos cuando en el año 1983 , después de quedar segundo en el torneo muncipal de secundarias del que salían tres personas para el estatal, no me mandaron a la estatal. Mandaron al clasificado 14. La explicación que dieron era que se necesitaba una edad que los primeros en ranking no teníamos, y que el 14 si.

Supongo que no fui el único que pensé que nos habían hecho perder el tiempo a todos los demás. Además, aunque era inexperto en los modos del mundo, era evidente que las jugadas verdaderas, del mundo real, eran mas simples. No es necesario pensar SIEMPRE mas allá de tres jugadas por lo general, ya que de todas formas vas dos jugadas adelante de los que no piensan. Y los modos del mundo me han mostrado que la mayor parte de la gente es predecible, y que si revisas a cinco jugadas tienes un 90% o más probabilidades de tener razón. Solo necesitas seguir un razonamiento sólido, usar premisas verificadas, y por lo general mejoras con la práctica.

Era evidente también que el ajedrez no era un juego para todos. Hay personas que con trabajos saben en que dia viven. Las reglas del ajedrez son simples, pero es un reto que lo hace dejar de ser juego. Un juego es una actividad que nos da un resultado agradable para el mundo real, y donde hay cierto grado de dificultad. Pero para algunos, no era pensar un problema sino obsesionarse. Pensar en lo mismo sin necesidad.

Aunque pensar siempre ha sido una herramienta, empezó siendo un juego. Tratar de preveer y obtener un resultado en el mundo real. Carlos Castaneda llamaba a una forma simplificada de pensar, acecho. Solo que Castaneda huía de la parte mas importante de pensar. La RESPONSABILIDAD DE PENSAR

Algunas cosas son divertidas y dan información útil pero no son pensar. Por ejemplo, en la época del ajedrez leía El Prisionero de Zenda, Beau Geste, El hijo del León de Damasco. Y cosas menos tradicionales como Estados alterados, de Chayefsky. Nada que ver con la película. Mi padre era cantante de ópera, así que las idas al cine no eran a lo tradicional. Podía ser ir a ver un ciclo de cine al Bella Época, o un ciclo de Películas de ópera a Casa Wagner. O ver a mi papá cantando papeles centrales como Calaf, Radamés, Cavaradossi, Pinkerton en Bellas Artes.

Moralmente hablando, ciertos libros obligaban a pensar. Leer Principe de la Ciudad, de Robert Daley era menos entretenido que leer Miguel Strogoff, por ejemplo. Pero era evidente, también, que leer Miguel Strogoff no servía de nada práctico a menos que estuvieras a punto de quedarte ciego por un cuchillo al rojo vivo, o como enfrentrarte con un Oso con solo un cuchillo. Además era poco probable que Julio Verne hubiera matado a un oso usando un cuchillo así que era probable que fuera conocimiento de segunda mano.

Después de enfrentarme a diversos parteaguas en mi vida, allá por los diecisiete, dedicaba mi tiempo a hacer levantamiento de pesas, oír clases, leer, y tratar de entender porqué la mayor parte de los que encontraba en mi vida cotidiana tenían problemas en entender ‘La Marca’ de Demíán de Hessee. Mucho menos podían entender preocuparte de lo que comías, de lo que oías, de lo que pensabas.

No me quedaban dudas que si no enfocabas adecuadamente tu atención, no podías pensar, menos ser, y si no podías pensar y no eras, no tenías las mas mínimas ganas de HACER. Tuve la fortuna de estudiar lógica simbólica antes de los 20 y eran premisas normales que abrían el futuro. Enseñaban a pensar y enfocar tu atención.

Empecé a escribir materiales diversos sobre Nagualismo y sobre tradiciones mesoamericanas desde 1995. Conocí en los 80s a dos grandes hombres que me explicaron una nueva forma de ver el mundo, y sobre todo, que al ver el mundo y no dejarte dominar por el, podías enfrentarte a los modos del mundo y desatar un cambio.

En diversos momentos de mi vida, quise escribir un sitio sobre lo que parecen ser conclusiones obvias, esas jugadas a corto plazo de información innecesaria pero útil a veces, era necesario. Hace unas semanas, viajando entre la ciudad de México y la ciudad donde murió mi madre , después de crear la cuarta empresa ante Hacienda a largo plazo desde 2009, me di cuenta que era el momento.

El problema fueron los nombres. Pensé dos o tres nombres de dominios. Tengo mas de 800 dominios propios. Pensé uno que podía ser, pero estaba ocupado y querían dos mil dolares a pesar que no valía ni 15. Pero el nombre es lo de menos. Lo que importaba era la RESPONSABILIDAD DE PENSAR. Una responsabilidad autoaceptada sin siquiera dudarlo.

Sin embargo, aunque encontré algunas alternativas, me resulktaba obvio que era mejor hacerlo en el sitio de mi nombre. Los dos temas que mas tenía presente par empezar era el porqué de la palabra de acceso de El pendulo de FOucault, o las razones que hay atrás , en términos de lógica simbólica, a que enfocando mi atención, desde mi juventud puedo resolver problemas medianamente complejos en menos de un minuto, aunque suele pasar que me tarde un poco más en ejecutar el proceso que pensé o en desplazarme al lugar necesario para resolver el problema.

A final de cuentas decidí enfocarme en el asunto del ajedrez y dejar para otro día la palabra der acceso.

En 1992 empecé a programar en Turbo Pascal y lenguaje C. Era obligatorio pensar, y a veces ver planeación estratégica. Encontré desde años anteriores que era mejor funcionar en silencio, cerrar ciclos y al que no le guste que use el cerebro, quitarlo del entorno inmediato. El ser humano tiene el cerebro como herramienta principal, decidir no usar tus herramientas es autodestructivo. Años de cumplir con la RESPONSABILIDAD DE PENSAR me llevaron a poder ‘ser’ en otras circunstancias. Al tener mas experiencia era posible HACER mas cosas. Por lo mismo, Pensar ser y Hacer eran y son una responsabilidad y una herramienta invaluable en el mundo real.

Al entenderlo era mejor considerar estas premisas en el mundo real:

* Lo simple tiene valor de supervivencia. Salvo casos extremos lo mas simple sobrevive mejor.
* Si quieres ganar más o ser promovido, debes HACER mas de lo que exige tu trabajo.
* La libertad es solo de tu mente. Si consigues que te paguen por pensar, te pagan por ser humano.
* Y como dijo un amigo, puedes tener razones o resultados. Trata de tener las dos.

Con este mensaje empiezo una nueva serie con la etiqueta Pensar. Ser. Hacer. La premisa de esta serie, es mostrar ideas, y obligarme a estructurar responsabilidades primarias, que son base para lo demás.

Pensar. Ser. Hacer.