Seguimiento y jugadas adelante

En la mañana me buscaron la dama de los emojis y la de piedra preciosa por WhatsApp. A las 20 horas, la dama Margarita me manda un chiste. Estoy haciendo las cosas bien, aunque ellas no lo saben. Ayer tuve que mover un objeto de unos 100 kilos, arrastrarlo, y lo hice sin problemas porque era fácil de agarrar. En medio de ese mismo asunto esquivé un objeto que pasó rozando mi párpado. No había forma de verlo venir. Reflejos. No es suerte. Nací para esto.

Llegar al Ministerio Público donde hice la entrega del documento hace una semana no fue difícil. Lo difícil fue llegar al lugar donde lo turnaron, unos 40 minutos caminando. El lugar está en una zona peligrosa de la ciudad, de esas a las que le dije a la madre de mis hijos que no se cambiara cuando ayudé a poner un departamento para mis hijos menores de edad, antes de que saliera con sus vaciladas. Son dos documentos contra personas diferentes, y después de tanto recorrido, finalmente llegué.

En la puerta del lugar, un joven muy amable me manda a una oficina donde una señora muy malencarada me escribe un texto largo que sí entiendo pero que me tengo que hacer el que no sé. Unidad de Investigación 1, Unidad de Investigación 2, ya le dije dónde. El joven me regresa con ella, porque él mismo no entiende lo que ella puso y yo sí. Vaya, deben ser malencaradas para sobrevivir en este ambiente, aquí.

He ido a unos 40-60 ministerios públicos. Realmente en casi todos los casos, llegué después de presentar un recurso que no entro en detalles, pero que me evita pasar por juicio oral o similar. He visto de todo. Cuando por fin paso, hablo con las dos unidades de investigación, una carpeta en cada lugar. La primera, morena y seria, se va directo al punto pero solo le interesa la esfera privada. La esfera pública le vale, no me lo dice. Me pide unos documentos más y que vaya en unos 12 días. La otra ministerio público, menos malencarada, pero igual déspota. Entiende el meollo del asunto. Le doy las gracias y quedo de ir la próxima semana con ella.

Voy de camino de regreso a casa. Me resulta más fácil caminar unos 25 minutos y buscar algo que comer. Encuentro unos tacos de birria de cerdo con borrego. Decentes. Elijo caminar en lugar de subirme al metro que tendría que hacer dos transbordos largos con L mayúscula. Camino en total unos 35 minutos desde que salí del ministerio público y tomo un camión que me deja en un metro directo a mi casa. Lo más simple. No vale la pena llegar allí en coche o en taxi.

Mientras voy de regreso a casa, me doy cuenta que mi entrenamiento en cosas penales, lidiando con una secta, empleados ladrones de clientes, y la madre de mis hijos loca y ladrona, me hacen ver como manejable el tratar a esas dos agentes. Viéndolo bien es cuando me doy cuenta que son mucho más duras y déspotas. A mí me costó un poco de trabajo manejarlas. Una de las dos personas que están denunciadas es déspota, la otra miedosa. Ministerio Público de barrio, contra personas déspotas y miedosas es masacre. Realmente no me podría haber pasado nada mejor.

Me doy cuenta que con ese tipo de ministerios públicos, lo más seguro es que las personas contra las que va la Carpeta e Investigación digan una estupidez del tamaño del mundo, porque les va a parecer fácil. Quizá las ministerios público no ataquen ese punto. Yo sí. Espero unos tres años de cárcel por lo menos sin tomar en cuenta el resto del documento. Llegué a la casa a validar mi idea con cuatro LLM, y no habían visto ese delito. Años de experiencia legal me sirven. Solo queda esperar.