Allá por 1998 tuve un incidente con un coche, algo largo de explicar. Tiene que ver con lo que estoy haciendo ahora mismo, a las 02:54 en EVE. Estoy volando en Null-Sec con una nave que trae un día de suscripción; barata, pues. Ya estoy a tres saltos de zona segura. Tres minutos.
Por alguna razón, en 1998, un coche que yo tenía fue a dar al corralón. Dos saltos.
La causa fue mi papá y su pareja. Es largo de explicar, pero el caso es que mi papá esperaba que yo faltara al trabajo para ir a sacar el coche. Cuando me di cuenta de la jugada, me bajé del taxi y les dije que lo sacaran ellos. No iba a faltar al trabajo por eso; en todo caso, iría por él después. Sí, lo hicieron, y el coche volvió a casa, aunque con menos piezas: le robaron las bocinas frontales allí dentro.
En EVE ya llegué a lo seguro. No puedo creer que sobreviví a mi propia estupidez. Verán, los eventos de Winter Nexus en diciembre dan unos filamentos de salto que permiten sacar naves de lugares inseguros a zonas protegidas. Compré más de 400. La idea era sacar 147 Cormorants, 40 Thorax (de los que ya he hablado) y algunas municiones.
Me preparé, llené una nave de municiones y usé un filamento. Solo que, por error, en lugar de usar el de High-Sec (zona segura), activé uno de Null (zona insegura). Aparecí a las dos y media de la mañana en medio de ninguna parte. Tuve que dar saltos manuales, de uno por minuto (unos 20 en total), hasta llegar a zona segura con una nave sin armas.
¿Qué podía hacer? ¿Enojarme? ¿Mentar madres? No. Si ya estás en una situación difícil, ser irracional no sirve de nada. Afortunadamente, eran las 03:03.
Lo inevitable.
Ya pasaron los 15 minutos de cooldown y voy de vuelta a la base para sacar otra nave. En EVE a veces debes hacer cosas imposibles. Lo mismo que en la vida, pero lo de la vida es evitable, aunque a veces no sea provocado por ti. Hay cosas peores que esto. A veces debes tomar riesgos calculados. Por ejemplo: convertir una cantidad impresionante de minerales en municiones. Luego, tienes que ver cómo sacarlas. Eso me llevó a esta situación.
Todo esto se debe a un proceso secundario para fabricar 10 naves más de transporte. Literalmente, cada disparo de esa munición lanza cinco misiles, uno por cada lanzador. Tengo más de 60 millones de unidades de esos misiles en el sitio de origen. Sacarlos sería «teóricamente» posible en dos viajes de carguero, pero en la práctica es imposible: en esa zona moriría el 99% de las veces porque no puede saltar. Así que serán unos 30 o 40 viajes que luego debo centralizar.
Lo de ir a dar a Null fue mi error, no mala suerte. Ahora cambié a la piloto que tiene que sacar los 147 Cormorants. A ella le tocó mala suerte: dos viajes (2/147) terminaron en una zona complicada, pero de 30 que ha movido, no es grave. Esos los sacaré después; valen como 1/50 de la nave de municiones, que a su vez vale 1/50 de la carga total. Es decir, un 1% del 1% de mala suerte no es problema. Es mucho más simple rescatar 5 naves de un lugar complicado que 147.
En la vida real, ayer miércoles fui a un despacho de abogados en la Condesa. De esos de mármol, con libros de arte en la mesa de espera y revistas de «los mejores abogados de México 2026». No fui como cliente, fui a cobrar; y no por sitios web, sino por desarrollo. Tendré que ir una vez al mes a cobrar el equivalente a un mes del sueldo de mi hija y el de la Dama Margarita juntos.
Saliendo de allí pasé por KFC, un paquete de 18 piezas + 9 piezas gratis por ser miércoles. 559 pesos. Unos 28 USD.
Por cierto, me buscó otra sección del cliente de «los monolitos». A lo mejor regreso allá.
El trabajo de las gaseras era en Polanco (1997), en un edificio similar. Yo comía en lugares normales. Eva, una protegida del gerente de sistemas, comía casi basura en Woolworth. Diez años después (2007), me encontraba en un edificio de la Condesa , en una empresa eléctrica; era de las dos personas con llave y, por lo general, el edificio era para mí solo y mi computadora programando. Luego fue cuestión de ir a la fábrica por Agrícola Oriental un año; ese lugar donde no quisieron usar el 100% del sistema de compras porque «no era su necesidad». Si me piden algo y no lo usan, por mí está bien.
Las presiones que tiene mi cliente del despacho de abogados, no por su nivel de vida sino por los cambios de la industria en México, son… inevitables y predecibles cuando tienes despachos de mármol.
Ahora estoy volando a otro lugar con los 40 filamentos, ahora para los Thorax que hice hace tres meses (9-10 de octubre). Ser paciente sirve en el juego y en la vida real.
Una ultima imagen:
A finales de octubre, el celular me recordó que habían pasado dos años de un gesto de cercanía y decencia de alguien (el recordatorio era una foto). Igual: otra situación imposible pero inevitable que resolvimos la Dama Margarita y yo. El 15 de diciembre, en medio de una situación complicada (hace unos cuatro días), recibí otro aviso: pasaron dos años (y fotos que tomé) desde aquella fiesta donde hice la reseña de los encuentros previos, los tres regalos que me saqué y de cuando me encontré con una imagen de la Diosa. Es raro. Esos dos meses representaron una época buena. Complicada, pero buena. En esa fiesta todavía estaban dos directivas decentes: la directora y mi jefa inmediata de entonces, que luego fue sustituida por una persona que solo llegó a causar desastres.
No debe preocuparme qué causó la situación. Debo entender cómo salir de ella y después tomar medidas para que no se repita. Finalmente es NO dejar que el drama laboral o familiar o la imagen de opulencia de un despacho de mármol alteren tu ética de trabajo o tu tranquilidad.
Lo inevitable es por un lado, que las personas cometan errores o actos suicidas. Pero para mi lo inevitable es tomarlos con clase.