Estoy a eso de las 20:20 en una de las partes mas tediosas de cualquier sistema.

Pruebas.

Calculo que me tocan unas tres horas y media de probar el sistema en toida la configuración posibloe de 800 * 600 qu ees lo que suelen tener usuarios. Es un desperdicio cuando elmonitor es de 20 pulgadas pero es necesario. Las pruebas de Movil ya se terminaron, practicamente, pero hay que hacer una segunda fase.

Hoy es un dia extraño. Tengo igual que ayer a mi esposa en el departamento de Polanco, ya me comentaro que la Pantalla que compré se ve increible. Acabo de comer nuevamente un california especial, contesté unos 20 correos de ideas cruzadas, probablemente el jueves podamos darnos tiempo para ver que pasó con la conexión del contrato.

Ayer recibí un pago parcial, y hoy fui a la ventanilla del banco a sacar 15 mil pesos. Tengo probablemente que pagar el viernes o sábado a una persona que contraté por proyecto para realizar unos cambios en el Docker del cliente de Ruby. Hizo unos cambios interesantes y consiguió pasar a Mysql toda la información de Firebird y con eso ya tengo campo libre para terminar lo demás.

La ultima perrita de la camada se la va a quedar una vecina. Es curioso, esa perrita se lleva mejor con el papá. En estos momentos debería estar paseando a mis perros, pero estoy pensando en segundo plano lo que tengo que hacer. Van otras 1200 líneas de código entre ayer y hoy.

Siento que es uno de esos momentos que el I Ching describe como un final que debe pensarse como si fuera un principio. Hay algo en el ambiente tanto de la ciudad como de las plazas y en algunos de mis clientes que llama la atención. Las últimas visitas a la zona rosa que he hecho, han sido como siempre a eso de las 9 de la noche, menos el sábado del cristalazo. No me gusta la zona rosa porque se enfoca a algo que fue.

Sin embargo, yo siempre fui de ir a Bonds en Polanco por el parque de Newton. He visto que ya desapareció el Kondittori. Ahora es un lugar lllamado La Celestial que parece ser compra venta de alcohol para idiotas. nada del café, las crepas, club sandwich. EL martes pasado pasé por el lado de Gabino Barreda, del lado de la casa en México del cliente de las gasolinerías, y me tocó ver un zaguán abierto y unos Albañiles en el lugar que era un lugar de comida Italiana que manejaba una pareja de Jovenes. El pizarron dañado, destruido. Los precios no eran caros.

Una buena parte de mi juventud en las tardes de ábado era sentarme en el Sandy’s dee Plaza del Sol o en el restaurante del Hyatt en Guadalajara, hablando con Mayté, una persona que conocía a mis masestros tradicionales. Eran tiempo interesantes porque las inquietudes eran en mi caso las mismas. Entender que hay dos mundos por lo menos. El problema es que la tecnología y el idealismo hacen que muchos no vean el mundo real.

Sacar a pasear a mis perros a los Dínamos. Igual se hubiera podido hacer si hubiese nacido hace 20 años antes de mi fecha de nacimiento. Pero al mismo tiempo veo cerrarse sitios o difuminarse el contenido en el mundo real. Dos o tres de las ramas de trabajo que tengo pierden contactos o referencias.

Sigo Leyendo. El domingo pasando por la Normal de Metro Normal vi un puesto de libros y me detuve; encontré un buen libro de referencia de lo que era Clipper, no el mejor, ni uno de los libros que tenía, pero es un buen lenguaje para que mis hijos empiecen a programar en unos años. También encontré en un tendido por Metro Viaducto, cerca de uno de los clientes de perfumerías, una copia de una novela muy buena de vaqueros, Cabeza de Potro, de Ernest Haycox. A mi hijo menor seguro le va a encantar ahora que está empezando a leer. Llegara el momeno que como su hermano tenga su copia de la rebelión de Atlas.

Alguien está atento.

Como entonces. Como esas noches de 1989 mirando la luna en el bosque, a la luz de la luna llena. Para algunos sería descanso, para mi era … Trabajo. Algo que debía hacerse.

y así ha sido mi vida.

Mientras descansa alguien, yo trabajo.

Y me va bien.

Hora de seguir en el sistema de tickets para celular.