Hace unos años me encontraba en el hotel presidente, creo que era 1996/97. Regresé a México después de ir a Jalisco, tenía casi dos años de trabajanr en un lugar, y mi brazo apenas se recobraba de las heridas del año anterior. Las cicatrices eran mas notorias que ahora, el dolor podía empezar en el momento de levantar un shampoo o al ir manejando.

Era una situación rara.

Físicamente tenía 24 años, un trabajo muy bueno. Por cuestiones que no vienen al caso había entablado una amistad muy profunda de varias semanas con una persona que conocí en Jalisco mientras estaba en la prepa. Ella estaba estudiando una maestría eb algo de medicina y era una curandera muy capaz. Cuando llegué a su casa a medidados del 95 con la camisa llena de sangre por las vendas, fue extraño porque ella había curado unos dias antes a una norteamericana que había resultado agredida en Oaxaca.

Basicamente esta persona (la doctora), se había divorciado unos meses atrás. La fui a ver a casa de sus padres, donde me conocían de los tiempos que elos tenían una tienda en plaza del sol. Anteriormente Ella conoció a mi padre desde Guadalajara el le contó la historia de unas clases de dibujo… y porque prefería el dar clases a personas que pintaran paisajes. Llegué a hablar con ella en diversos momentos mientras comíamos hamburguesas Búfalo muchas veces. Recuerdo ocasiones en que la llevaba en mi coche a la facultad de medicina. Nunca esperé que me acabara ella curando heridas tan profundas.

UN conjunto de situaciones me llevaron al hotel presidente en 1996/97. Ella se había cambiado a México para estar cerca de mi (realmente no necesitaba yo cuidados, pero las cicatrices de mi hombro en aquella epoca eran uno costurones de medio centímetro) y llevaba unas semanas de descanso, debia ser Julio mas o menos, sin clases.

En mi trabajo estaba yo desarrollando un sistema de Deudores diversos realizado en Clipper, y había vendido una versión mejorada del mismo En Visual Objects. Fue por esa época que conocí a Eduardo (amigo abogado después de tant9os años) . Así que como parte de un paquete en que renté una sala de juntas para capacitación, por una cosa de nada me dieron una suite sencilla.

Acabando el trato de la capacitación, me di cuenta que estaba donde quería estar, que ese era mi futuro. Las heridas de mi brazo eran muy pero muy dolorosas. Llevé a la doctora a comer algo. Nuestra relación era una amistad de mas de siete años. Ella me había visto enfrentarme a situaciones de todo tipo, y entendía mis valores.

Mientras cenábamos (creo que en el bondis) era una situación de cosas encadenadas, datos previos y naturales que nos llevaron a ese momento de nuestras vidas.

Ella estaba muy bien después de su divorcio. Sus padres le pagaban gastos y daba ella consulta en un consultorio particular por Guadalupe Inn. Habían personas que pensaban que estabamos casados. Me esperaba afuera del edificio de Polanco en que yo trabajaba, a veces comíamos ahi comida china. Sus priblemas eran darse cuenta de los problemas de la medicina. Al igual que mi padre ella apreciaba el poder ayudar a personas valiosas, pero le drenaba el alma tener que tratar con idiotas en su trabajo. Aunque le pagaran por ello. Muchas veces comiamos comida china afuera del edifico de Polanco, en un restaurante donde ya nos conocian. La dejaba en casa de una tia, yo regresaba a mi casa. A veces ibamos al ciner, super juntos.

Esa plática hablaba de caminos que se abren y se cierran. Por razones que no vienen al caso ella me decía que le parecia asombroso como al tomar decisiones yo , se abrian caminos y se cerraban caminos para otros…. y a veces para mi. Le dije que el corazón y la cabeza obedecen a algo mas profundo. El corazón y la pureza de proposito con alguien que leia los mismos libros que yo, era una conexión importante. A ella la conocí una reunión en casa de mis maestros tradicionales en Guadalajara, 1988/1989 probablemente.

Le hice el comentario que esa noche tenía yo el vale de la suite que daba a la bandera, y que necesitaba descansar y yo regresaría a dormir allí ese dia, después de llevarla a su casa.

Y me dijo ella que veia frente de ella o dos mundos y que creia en la buena y la mala suerte. Se que se metió a estudiar medicina por una serie de catástrofes familiares. Le dije que lo que importa es el compromiso con los valores y lo que vas a hacer, pero que el mudno abre puerts para aquellos que estan dispuestos al trabajo duro.

Y me dijo, no me lleves a casa de mi tia. Vamos al Intercontinental.

Pasó lo que queríamos que pasara. Se empezó a hablar de planes… yo empece a pensar en comprar un departamento, pero no pusimos nombre a las cosas. Era fin de semana y pagué la siguiente noche del lugar.

24 años.

Y me desperté a eso de las dos de la mañana y me asomé sintiendo el bosque. Todas mis decisiones me llevaron a ese lugar. A ella también. La vi dormida y en una mesita las gasas que me ponia yo por la limpieza de las heridas.

Esa semana regresó a empacar sus cosas a Jalisco.

Unos meses después, un jueves se rompió la pierna porque se le atoró un tacón en una coladera en un viaje para ver a sus padres a Guadalajara.

El lunas de la siguiente semana llegué a Guadalajara y tenía la pierna con férula. Me dijo con el rostro desencajado que tenía la cadera rota sin remedio. Me mostró radiografías. Me dijo que no quería que la viera lastimada. MNo me dejñó apoyar con los gastos médicos. Derivados de la herida, me tocó ir a su funeral en febrero del año siguiente.

Así que decidí en su memoria regresar a aquel lugar. Di otra capacitación, me tocó otro descuento y me quedé solo, cerré un capítulo.

Un año después compré el departamento. No era el primero. En ambas ocasiones en esa suite caminos abiertos y cerrados.

Hoy me tocó con mi esposa ver una serie de situaciones indescriptibles por lo estúpidas, que de pilón alteran la vida de uno para siempre. Un poco como el caso de las fichas de dominó que caen y piensan que están atacando.

Es domingo. Son las 20:40 y el destino de varias personas se decidió hace unas horas, me tocó ser testigo de tantas cosas que no pueden describirse, que son similares a los caminos que se abren y se cierran.

Es el inicio de algo, un parteaguas. Mi esposa y yo miramos la situación y es el mismo evento de Carlos Castaneda, el salto al precipicio. Estamos viendo un salto. Y tenemos la mano tendida a quien ha solicitado nuestra ayuda.

Y además estamos en terreno alto.