Era de esperarse, llegue al lugar de trabajo y recibí la instrucción de ir a junta con el director general.

Si, había recibido instrucciones idiotas.

Si, ya no hay que seguirlas.

Si, ya avise que les va a caer un problema si no se preparan con lo que avisé. Ya no es mi asunto.

Al final, se aceptó que ya resolví en la noche el problema y toda la junta la hizo el director usando el resumen ejecutivo.

Lo de siempre, pues.