EN el año 1988 tomé una serie de decisiones que moldearon mi vida, a eso de las diez de la noche. Era evidente que existían ciertos caminos.

Hoy he pensado en eso. Un error del fierrero de mi cliente principal evitó que me pagaran, y a veces se me olvida lo descuidadas que son las personas.

Tengo mucho en que pensar, mucho que programar. La lista de pendientes ha subido a 53 y este fin de semana debo bajarla a unos 20: los que deben esperar al año que entra.

Es hermoso cuando ciertas personas no se dan cuenta de las consecuencias de sus actos. Las que son a corto plazo son evidentes; pero pienso que las que son a cinco años deben serlo también, y las que son a diez o veinte azños son evidentes para los que usan el cerebro.

Tomé las decisiones correctas.